En una farmacia, cada centímetro cuenta. Y no solo por el espacio, sino por lo que representa: más visibilidad, más rotación, más venta. Optimizar el espacio no es solo una cuestión de diseño: es una cuestión de estrategia comercial.


¿Qué son los metros lineales? 

Son la longitud total de estanterías y superficies de exposición disponibles para presentar productos. No se trata únicamente de tener espacio, sino de cómo se organiza ese espacio para que el cliente vea, entienda y compre.


Los metros lineales bien gestionados permiten que cada categoría tenga su lugar, que los productos estén visibles y accesibles, y que el recorrido dentro de la farmacia sea intuitivo y fluido.


Más espacio, más oportunidades 


Cuando los metros lineales se gestionan de forma eficiente, los beneficios son claros: 


Mayor visibilidad de los productos. 

Incremento en la compra por impulso, gracias a una presentación atractiva. 

Organización clara por categorías, que guía al cliente. 

Experiencia de compra más satisfactoria y menos frustración. 


Y todo esto tiene un impacto directo en la rentabilidad del punto de venta: el cliente permanece más tiempo, descubre más productos y aumenta su ticket medio. 


¿Cómo sacarles el máximo partido? 


Definir prioridades: dar más espacio a las categorías más rentables o con mayor rotación. 

Diseño visual efectivo: señalética clara, agrupación lógica, altura accesible y buena iluminación. 

Renovación constante: adaptar los lineales a campañas, promociones o estaciones del año. 

Formación del equipo: el personal debe conocer el recorrido visual y saber guiar al cliente de forma natural. 


Además, los metros lineales permiten trabajar mejor el cross-selling. Por ejemplo, si un cliente compra un producto para el cuidado solar, ¿por qué no mostrar cerca los after-sun o las cápsulas solares? 


No es solo diseño, es estrategia 

Un lineal bien pensado es mucho más que una estantería: es una herramienta de venta silenciosa. Cada producto debe contar una historia visual, estar bien colocado y acompañado de elementos que refuercen su valor: un cartel, un mensaje corto, un color diferenciado. 

La forma en que se presenta el surtido puede influir directamente en la percepción de calidad, profesionalidad y confianza del cliente hacia la farmacia. 


En resumen 

Los metros lineales no son solo espacio, son una oportunidad. Una farmacia que entiende cómo gestionar su exposición transmite orden, profesionalidad y cercanía. Y eso se traduce en más ventas y mayor fidelización. 

Porque en la farmacia moderna, cada centímetro bien aprovechado es una oportunidad de crecimiento. 

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